El "Arrancado"

Tal vez usted lo haya sentido: ese vacío extraño; ese desazón permanente; esa duda; ese "No sé qué va a pasar".  Así es, la incertidumbre: ese estado permanente del alma al que no nos acostumbramos, pero deberíamos, porque así es la vida, como lo dijo Edgar Morin: "Un gran océano de incertidumbre con pequeños archipiélagos de seguridad".

Los bogotanos, y creo que colombianos, usamos el término "arrancado" para referirnos a una persona que está pasando por una mala situación.

Y como así es y todo pasa, me pregunto ¿Podría disfrutar este momento? Si todos los libros de autoayuda, esas grandes enciclopedias de cómo darse pajazos mentales, siempre nos han dicho que hay que simplemente disfrutar el aquí y el ahora, pienso que el verse arrancado puede ser una nueva perspectiva. Podríamos decir que conjuga perfectamente con "arrancando" lo que significa que es un nuevo comienzo y que simplemente hay que empezar a andar ese nuevo camino, el de salir de la olla, de la mala,  cualquiera que sea.

Así que, como todo lo bueno pasa en la vida, lo malo también y al otro lado simplemente nos espera la satisfacción de haber salido de una crisis. Recriminarse, llorar, preocuparse, darse golpes de pecho y emputarse con la vida no es la mejor salida. En cambio, qué tal llenarse de la buena energía de todos los parches que uno tiene: la pareja, la familia y los amigos para que lo acompañen en el arranque.

Poner primera, prepararse para la subida, echarse la bendición y acelerar a fondo. Disfrutar el paisaje cuesta arriba y la gran sensación de haberlo logrado.

Puede ser un gran pajazo, pero prefiero dármelo. Al fin y al cabo debemos usar todo aquello que nos haga sentir felices. No importa qué pase siempre se puede recurrir la autocomplacencia para un buen fin. Echar globos, poner la imaginación a volar y creer que todo va a estar bien, porque se lo digo con toda seguridad: así va a ser siempre.

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